Hoy en tu cumpleaños

¿Hace cuánto que te doy un regalo sólo "por cumplir"?
¿Hace cuánto que no partimos un pastel ni te cantamos las mañanitas?
¿Hace cuánto que no pasas este día aquí?
¿Hace cuánto que no lo celebras? o más bien, ¿aún lo celebras?

Todavía recuerdo la última vez que estuviste sentado frente a la mesa y gritábamos '¡mor-di-da, mor-di-da!' al tiempo que nos colocábamos detrás de ti para embarrarte la cara en el pastel. Ricardito se agandalló. Rogelito apenas te alcanzaba. Y yo, yo hice como que te empujaba porque realmente no quería que te ensuciaras -además, el pastel de chocolate lo prefiero sin mocos-.

No fue necesario tanto adorno, ni globos, ni invitados poco especiales; sin embargo, la comida, las fotos, las risas se mezclaban y le daban un tono cálido al momento mientras poco a poco anochecía, hasta que el furor se calmó y el pastel se terminó.

Entonces te levantaste.

- Bueno, estuvo bueno. Voy a salir. Tengo que ir al hospital. Ya regreso al rato.

- ¿Voy contigo?, pregunté.

- No, mejor otro día. Te vas a aburrir ahí. Mejor duermanse temprano.

Ni siquiera recuerdo el número de velitas en el pastel, lo más seguro es que era el típico signo de interrogación.

Pero hace cuánto de eso. Después todo fue cambiando, la ausencia se fue prolongando por toda la noche, toda la tarde y noche, todo el día, tarde y noche, hasta que se convirtió en un día más en que no sé si te veré por la mañana, por la tarde, por la noche o quizás hasta el día siguiente, cuando la felicitación y el regalo se entregan nomás porque sí. Se ha vuelto tan habitual que lo extraño sería poner 'las mañanitas' para despertarte, traer un pastel y volver a gritar '¡mordida!'.

Parece tan irreal que más de una vez he creído que ese recuerdo fue un sueño.

Hoy, poco ha cambiado. Hoy parece aún más lejano, más soñado, más frío, cada vez menos real. De todas formas, sabes que no lo olvido, sé que esperas algo que acompañe al regalo y que vaya envuelto en bromas, sarcasmos y comentarios irónicos.

Feliz cumpleaños papá... ......................donde sea que estés.





----------------
Listening to: Alejandro Fernández - Las Mañanitas
via FoxyTunes

5 comentarios:

  1. Con los años vamos madurando, pero también adormecemos algunos de nuestros sentimientos. Están ahí, pero congelados, esperando a que algún día los saquemos del refrigerador. Se conservan intactos, pero sin usarse.
    Vendría bien un corte del suministro eléctrico de vez en cuando. Así se descongelarían y no tendríamos más remedio que utilizarlos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo7:29 p. m.

    Nada que haya estado congelado vuelve a tener la misma consistencia al descongelarse, pero valdría la pena intentarlo, después de todo, como dices no nos quedaría otro remedio.

    Gracias x pasar!

    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Las asuencias nos permiten saber lo que anhelamos, queremos y deseamos, la nostalgia nos permite rememorar eso que tuvimos y se diluyo en el tiempo,la esperanza nos deja creer que algun dia volvera a nuestra vida con la misma piel o con otra
    ami tkm

    ResponderEliminar
  4. Un post muy personal. Buena vibra y buenos deseos :)

    ResponderEliminar
  5. Es necessario valorar los momentos bonitos!
    pero a vecs es imposible recordarlos cuando lo ke emana por si solo, son las tristezas & las agonías del alma!
    Gracias por pasaR!
    cuidatteee

    ResponderEliminar

Cuéntame tu experiencia sobre el viaje